De pequeña llegaba a casa llorando porque según los niños tenía pelo de panocha y mis pecas hacían que tuviera cara de lentejas. A los 13 pegué un estirón que hizo que llegara a medir casi 1,80. En los cinco años siguientes crecí 5cm más. Ningún chico quería salir conmigo, era una jirafa. Por suerte (o por desgracia) era muy lista. O eso decía un test de inteligencia.
Commentarios (2)
Un día conoces a uno de los que nos vuelven locas las pelirrojas y las mujeres de altura, y más si son inteligentes, y todo se olvida.
Es un tópico pero es cierto, lo único que realmente importa está en el interior de las personas ;)
Besotes!!